Algunas personas desde que se despiertan se encuentran invadidas por una angustia inexplicable. Este sentimiento puede deberse a toda clase de razones. Algunos fueron maltratados por sus padres o sus hermanos o hermanas cuando eran pequeños. Otros han sufrido abusos sexuales. Les han forzado y han tenido miedo de hablar. Poco a poco un cierto miedo se instala en ellos, se sienten mal.
Cuando consiguen explicar lo que han vivido, si es que alguien se encuentra cerca de ellos para hacerles comprender que todo se ha terminado, que pertenece al pasado, entonces tienen una oportunidad de poner punto final a ese capítulo de su vida. En el Tíbet decimos que para abrir una concha hay que soplar dentro.
Si estas angustiado porque no tienes confianza en ti mismo y piensas que nada de lo que hagas te va a salir bien, reflexiona un poco. Trata de ver por qué te consideras de antemano perdedor. No encontrarás ninguna razón válida. El problema viene de tu forma de pensar, no de una incapacidad real.
Un medio eficaz de combatir la angustia es preocuparse menos por uno mismo y más por los demás.Cuando vemos de verdad las dificultades del otro, las nuestras pierden importancia. Cuando les llevamos seguridad, nuestra confianza aumenta y nuestra angustia disminuye. Naturalmente, es necesario que el deseo de ayudar sea sincero. Si no tenemos otro objetivo que librarnos de nuestro mal, pronto regresaremos a nosotros mismos y a nuestros miedos.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario