POEMA XXIV
Lo que vemos de las cosas son las cosas.
¿Por qué veríamos una cosa si en su lugar hubiera otra?
¿Por qué ver y oír sería eludirnos
Si ver y oír son ver y oír?
Lo esencial es saber ver,
saber ver sin ponerse a pensar,
saber ver cuando se ve,
y no pensar cuando se ve
ni ver cuando se piensa.
Pero eso (¡ay de nosotros que traemos el alma vestida!),
eso exige un estudio profundo,
aprender a desaprender,
Terminar con la libertad de aquel convento
Que según los poetas tiene a las estrellas por monjas eternas,
Y las flores por penitentes fervorosas de un solo día.
Pero dónde, al fin de cuentas las estrellas no son sino estrellas
y las flores no son más que flores,
siendo por eso que la llamamos estrellas y flores.
Lo que vemos de las cosas son las cosas.
¿Por qué veríamos una cosa si en su lugar hubiera otra?
¿Por qué ver y oír sería eludirnos
Si ver y oír son ver y oír?
Lo esencial es saber ver,
saber ver sin ponerse a pensar,
saber ver cuando se ve,
y no pensar cuando se ve
ni ver cuando se piensa.
Pero eso (¡ay de nosotros que traemos el alma vestida!),
eso exige un estudio profundo,
aprender a desaprender,
Terminar con la libertad de aquel convento
Que según los poetas tiene a las estrellas por monjas eternas,
Y las flores por penitentes fervorosas de un solo día.
Pero dónde, al fin de cuentas las estrellas no son sino estrellas
y las flores no son más que flores,
siendo por eso que la llamamos estrellas y flores.
1 comentario:
Gracias por este poema de Pessoa. Un gusto estar aquí.
Publicar un comentario