Atrapo pensamientos al paso que se filtran al interior con perspectivas. Los uso, a veces, de forma vergonzante y si lo dijo alguien -y lo sé- digo quien lo dijo. ¿Qué es prestado? ¿Qué es propio? ¿No es prestado, acaso, hasta el nombre que llevamos? ¿Hay que pensarlo todo de nuevo? ¿Es válido inventar el agua tibia? No es de comprendernos mas, sino de intentar comprendernos menos para poder comprendernos mas. No es el yo yo. De ser algo solo sería el sigo mismo mismo. El SER. Nos aproximamos al principio de la causalidad: no es la tierra ni es el alfarero, sino el alfarero y la tierra las que hacen la vasija. Ser cuencos. ¿Ser?. ¡Que desperdicio! sobró la tierra, sobró el alfarero y sobró el cuenco: no había nada con qué llenarlo y no era necesario que nada estuviese allí adentro. ¿Para qué entonces?.
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