martes, 6 de octubre de 2009

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona



Desolación



Pasó frente a mí por la avenida.
Caminaba.
Diecisiete años
un pantalón caído
exponía la piel de su cintura
al sol de la tarde.
¿Caminaba?
Sus pies, puedo jurarlo,
acariciaban el concreto.


No se la veía.
De tan hermosa
se la sentía.


El mundo para ella era ella
lloraba
sí,
soltó un gemido, un gemido fuerte.


Su llanto me pareció una contradicción.
Uno no cree que lloren las estrellas.


*

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