jueves, 8 de marzo de 2012

Allen Ginsberg

Un supermercado en California



   Qué pensamientos tengo de vos, Walt Whitman, esta noche, porque caminé por las boca-calles bajo los árboles con un dolor de cabeza conciente de mi mismo mirando la luna llena.

   En mi hambrienta fatiga y para comprar imágenes, entré en el supermercado de frutas artificiales, soñando con tus enumeraciones!

  ¡Qué duraznos y qué penumbras! ¡Familias enteras, de compras a la noche! ¡Pasillos repletos de maridos! ¡Esposas en los ahuacates, bebés en los tomates!
- Y vos, García Lorca, ¿qué hacías entre las sandías?

   Te vi Walt Whitman, sin hijos, solitario y viejo mendigo husmeando la carne, ojeando a los muchachos del almacén.

   Te escuché preguntar a cada uno; ¿Quién mató las chuletas de cerdo? ¿Qué precio las bananas? ¿Sos vos mi Ángel?

   Paseé entre brillantes pilas de latas, siguiéndote, y seguido en mi imaginación por el detective del mercado.

   Recorrimos juntos los abiertos corredores en nuestra fantasía solitaria probando los alcahuciles, poseyendo cada exquisitez congeleada y nunca pasando por el cobrador.

   ¿Adónde vamos, Walt Whitman? Las puertas cierran en una hora, ¿En qué dirección apunta tu barba esta noche?

   (Toco tu libro y sueño con nuestra odisea en el supermercado y me siento absurdo)

   ¿Caminaremos toda la noche por las calles solitarias? Los árboles suman sombra sobre sombra, luces apagadas en las casas, los dos estaremos solos.

   ¿Pasearemos soñando en nuestra perdida América de amor pasando automóviles azules en las entradas, hacia el hogar de nuestra cabaña silenciosa?

   Ah padre querido, barba gris, solitario y viejo maestro de coraje. ¿qué América tuviste cuando Caronte dejó de pulir su ferry y te fuiste al banco de brumas y te paraste mirando al barco desaparecer en las aguas negras del Leteo?


Allen Ginsberg (New Jersey, 1926 / New York 1997, EUA)

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