Sexta poesía vertical
La soledad me llama con todos los nombres,
menos con el mío.
La soledad me llama también a veces con tu nombre.
Pero hay otras veces
en que la soledad me llama con su propio nombre.
Quizás algún día
pueda yo llamar a la soledad con mi nombre.
Y entonces, seguramente,
habrá de responderme.
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