Antioquia 10/1938 - Frases para 1938
Ayer me dijo Pelón Palillo, escriba del Tribunal, refiriéndose a un señor que se volvió mantecoso, gacho, etc.: Hay que sobreponerse o nos joden. ¡Qué bella frase! Ponerse sobre sí mismo, sobre sus pasiones y debilidades, sobre pobreza y enfermedad, sobre sucesos, cosas y hombres. ¿Cual la esencia del heroísmo sino ese verbo reflejo: sobreponerse? ¿Qué constituye la parte activa de la belleza sino la sobreposición? A quién buscan las gentes y los éxitos sino al sobrepuesto?. El hombre sobrepuesto se llama Cristo o Sócrates, Napoleón o Bolívar. El sobrepuesto, en resumen, el exitoso.
¿Por qué estás así, triste? ¿Qué le hace que estés solo? ¿Naciste ajuntado? ¿Eres mellizo o quíntuple? ¡Que no sean pendejos, que tú no te dejarás aplastar, porque tan hijo eres de Dios como cualquier pechisacado!.
Puedes no tener cualidades aparentes, puedes ser nadie, pero puedes sobreponerte y, cuando lo hagas, lo tendrás todo, que también en ti sopló Jehová.
Todo lo que hicieres está bien si lo haces desfachatadamente; no dañes tus actos ni empeores tus faltas desacreditándolas con quejas de hembra de cañaveral.
Aquel Jacinto todo lo que hacía y tenía lo trataba de tal modo que nos convencía de que decía lo mejor y poseía lo mejor. Pues si su dueño está descontento ¿qué puede valer lo poseído?. ¿No es el valor una sugestión? Y si está dudoso de sus actos ¿quién va a creer en su mérito pues? Si el padre no cree en el hijo ¿quién, entonces?.
Vivir es un secreto artístico. Vivir solo o en sociedad es arte. ´Por qué corres, oh hijo del pánico a vender tus cosas? Pierde las cosas pero no pierdas tu dignidad; arroja la bolsa pero quédate con el señorío.
En la sugestión está el secreto. ¿No es relatividad todo lo humano? Por ende, es apariencia. ¡Serenidad! ¡Pero si creerse nada es tan falso como creerse mucho! ¡Pero si todo depende del ánimo!
En la conversación no digas nada que no sea a propósito. Un poco más y ya se acaba la vida organizada; has todo con gracia, que la gracia es untura de magos.
Sobreponerse es lo mismo que concretarse, y el que se concreta, construye; es el único que produce impresión, efectos.
Sea tu bello oficio el estudio y práctica de la lógica. Allí está el venero de la alegría. Y, sobre todo, piensa que un poco más y ya estaremos muertos; has pues todo con gracia, que esa es la untura infalible para coger los bienes celícolas. ¡Por qué corres a vender, como si tu alma fueran acciones de compañía de tabaco?
Hay que ser desfachatados, porque un poco más y muertos. Y eso de querer los bienes que son de otras edades, juventud, niñez, es falta de lógica; posee el bien esencial, sobreponerse.
Si “Calibán” se mueve y habla ¿por qué no tú? Si lo oyen ¿Por qué no a ti “Calibán” es Jorge S., el hijo de don Abundio. Abundio dice que debajo del atrio de la iglesia de Envigado hay una mina riquísima, que él descubre tesoros, que posee unas varillas mágicas, que en tal lugar etc. Es tostador de café. Jorge S. (Calibán) dice que no fuma, que tiene sex appeal, que triunfará, etc.
Hay, así por el estilo, mil estímulos para ser desfachatado. ¿No es presidente Alfonso López, y habla, y escribe y es admirado? Por ejemplo, un hijo del Manco ya se va a ordenar de sacerdote, y predicará y administrará a Cristo… ¿Y Marita, José Marita, no es Marita cura de Bello? Y el hijo de Ana María ¿no está escribiendo de finanzas? Hay muchas espuelas para vencer la timidez.
Un poco más y legañoso, otro poco y meado, y otro poco y muerto, y recordado y olvidado. No dudes, pues tú eres el núcleo de la verdad: todos los catadores de ella han dicho que por lo menos somos hijos ilegítimos de la esencia. No dudes, te repito, porque yo dudé y estoy prematuramente canoso y enervado. Oíd mis quejas enervantes.
Una de mis inferioridades es que nunca vivo en lo que conozco, o mejor, que parece que dudara de las evidencias que paro; soy esencialmente dudoso. Por ejemplo, que estoy viejo: lo sé, tengo ¡ay! que saberlo y, sin embargo, luego va y veo una muchacha y me tumba y obro como un calzonazos; espero en milagros, llamo para que me devuelvan mi juventud: soy un imbécil. A causa de estos, mi vida ha venido declinando desde los treintas; ya voy para anciano; he padecido negros tormentos interiores; el corazón me está fallando.
No seas tú así, pues un poco más y ya imbécil; otro poco, y muerto. ¿Qué importan pues los tejidos elásticos que aparecen y desaparecen eternamente y que hacen gestos al pasado canoso?
Bien que seas imbécil, pero sobreponte, que nadie de tan ancha presencia, como el dueño de si mismo. ¿No ve que Dios en quien hace una cosa tan maligna como esto que llaman hombre y que, sin embargo, quedó contento?
Y si eres vanidoso, piensa que un poco más y muerto. ¿Qué vale el que te digan inteligente? Por lo tanto, sobreponte, como hijo ilegítimo de la verdad.
Oye: ló-gi-ca es el arte de manifestarse y obras apropiadamente, pensar, negociar, investigar, amar, odiar, asesinar, acariciar, caminar, etc. Es la ciencia de los modos; la madre de las artes. Su fundamente es la ley de causalidad o paternidad : que cada apariencia se transforma determinadamente. Nos enseña que no hay sino la divina necesidad.
Por consiguiente, sé tolerante contigo y no corras, que lo tuyo nadie puede quitártelo: la ley vigila a la entrada del hueco en donde serás enterrado, y morirás solo, así como naciste, y todo minuto está lleno de tu obra: vive tranquilo, hermano, que nadie ha pasado de muerto y ninguno ha escapado tampoco.
¿Por qué maldices y protestas? Aclimátate; esa es la virtud de los organismos. Aclimátate y acepta la muerte.
Las cosas exteriores no te embellecen; tu única propiedad es tu energía y ella es la que abrillanta al mundo exterior, por consiguiente, que jamás te fatigues; no te dejes usar, que no eres cosa sino hijo ilegítimo de Jehová.
¿No has visto, ahora, en diciembre de 1937, cómo se apresuran y son usados por el pánico estos hombrecillos que pueblas las cañadas andinas? Su alma era café y acciones de compañía de tabaco. ¡Pobres ulcerados intestinales! He visto a todos los hombres de por aquí en carreras desenfrenadas, no medidas por el ritmo de la inteligencia, buscando modo de vender lo que creían que poseían y he pensado que Fausto no perdió el señoría cuando vendió su alma. Aquí habita el homínido.
He visto que discuten y se insultan averiguando quién tiene la culpa de la baja del precio del café. ¡Pobres infantes hidrocéfalos que creen aún en la culpa! A la causalidad la llaman culpa... y a ésta la llaman Alfonso López. Este es el hijo de Venus callejera y es el presidente digno de Colombia. Nada más. ¡Pobres hidrocéfalos que tienen la dignidad en las bolsas!.
Escucha mis consejos hermano y no tendrás cara de enervado; oye la voz de mi experiencia.
Estoy en El Manantial, la finquita raíz que compré engañado por mí ansia; óyeme:
En El Manantial, obsesionado:
Primero — Porque tengo que tratar y contratar con animalillos astutos, alias campesinos, que son mayordomos, colindantes, etc. Los de por aquí son mestizos malignos. Me engañan; me ganan.
Segundo — Porque toda esta gente me engaña, me gana para la brega del contratito, me domina.
Tercero — Porque se robaron anoche, al amanecer, sacada del hermoso gallinero que edifiqué, la mejor de mis gallinas.
Esta propiedad me friega, me restrega, me abusa; es ella la que me posee a mi; es como la cónyuge. Dos errores contra naturaleza, o dos ficciones ídem, ha creado el hombre a saber: el matrimonio y la propiedad raíz.
Los cierto del caso es que El Manantial me posee a mí, no me deja tranquilo, por celos, celos de que otras propiedades sean mejores, por temores de robos, usurpaciones, perturbaciones del goce, limitaciones del uso y del abuso, jus fruendi, jus utendi, jus abutendi... ¡Como pronunciaba el doctor Ossa estas palabras bárbaras, paladeadamente, como si estuviera masticando a lo hindú el mejor manjar para extraerle el prana, y el mejor manjar era el derecho civil!...
Por ejemplo, el Benedicto colindante afirmó hoy que la zanja del agua es suya, y ayer me pareció más bella la casita del Pedrito que la mía, y hasta me dolió físicamente el hurto de la gallina y me hizo pensar en homicidios, en escopeta regadora para matar a todos los rateros... ¡Pero si antes yo no había pensado en matar a nadie!... Y físicamente me dolió un ternero que se entró a mi fundo. ¡Pero si antes yo amaba todos los animales!.
Es indudable que no soy filósofo en cuando soy propietario. Yo era más hombre cuando habitaba la tierra ilímite y meaba en la tierra ilímite. ¿Por qué hice eso de comprar, si en Viaje a pie sentí y escribí que el cerco de púas y la partida de matrimonio eran ilusiones?
En cuando nos casamos y en cuanto compramos finca raíz dejamos de ser inteligentes, celícolas, para convertirnos en el animal malicioso que llaman hombre. Y entonces nos dejamos usar.
Que te sirva de lección, hermano que buscas las huellas de la sabiduría; sigue la voz de mi experiencia!.
¡Necios son los que se figuran que pueden ser señores de la hembra o de la tierra, cosas que, como la mar, el cielo y y el aire, son res communes omnium!
Si hay cosas lisas, resbaladizas y antojadizas, ellas son la tierra y la mujer: pertenecen a quien ellas quieran y por el tiempo que ellas quieran.
Lo que más me ha fregado el alma es un viejo bebeco, mocho de cuatro dedos de la mano derecha, indicio de ratería, delgaducho, ojiescaldado, que lleva arena y piedra en cuatro mulitas patiquebradas, andamiajes cubiertos de cueros rotos, que cobró seiscientas cargas... y eran un montoncito!. Viejo inicuo, capaz de enjalmar a su vieja madre, para llevar arena al Manantial.
Oye la voz de mi experiencia, hijo mío; sigue las huellas de la sabiduría; no corras, que lo tuyo está esperándote y lo ajeno espera a su dueño; no hay robo, es ilusión; nadie puede tobarte lo tuyo ni tú puedes violentar lo ajeno; tu hueco te espera y cada hombre tiene su tumba y para todos hay; por orden, que a todos nos despacharán, y un poco más y chocho, y otro poco y cadáver, y otra miaja y olvidado. No corras, hijo mío...
Sobre todo, conserva el ritmo del señorío; no te dejes afanar, pues la ley no te ha sido delegada; no eres sino hijo ilegítimo de la verdad, y si no te hiciste ni te consultaron ¿por qué te preocupas?.
Escucha el resumen de mi experiencia: que jamás fui tan señor y jamás meé tan desfachatadamente como cuando no era propietario ni cónyuge; entonces meé sobre la tierra ilímite y dormí sobre la hembrailímite. Oye bien: "Se tu sarai solo tu sarai tutto tuo".
Eres rey de la creación; fuiste hecho el último, asi como la cúpula, para que estuvieras sobrepuesto; por ende, usa y no seas usado; que todo gire alrededor de ti, hijo ilegítimo de Jehová.
Mira la obra del hombre dede que dejó de sobreponerse: propiedad, matrimonio, patrias, esclavitud y guerras.
¿Y qué importa que tú mueras? Al mundo, nada: a ti, todo; parécete que el mundo no puede continuar sin ti; sientes eso; eres, pues, una nada maravillosa.
¿No estás triste por irte de Medellín, paraíso? ¡Y hay 1999 millones de hombres que ignoran qué es Medellín!.
Un poco más y eres cero; otro poco y eres Dios. ¡Que fanciulo tan importante y tan miserable!.
Noche, insomnio... ¡Qué amargas son las horas, descontento de sí mismo, de su patria, de su gente, de los hombres!
El brujo: no odia. No padece sino hasta donde no alcanza su comprensión y euforia. Vive dentro de la Ley. No ansía. No corre. Ama la salud y el dominio.
Entrégate de lleno a la brujería. Que sea tu única preocupación.
El brujo jamás, jamás critica sino que observa y comprende, pues nada puede ser de otro modo de como sucede.
El brujo no ama sino en cuanto no lo es. Es brujo en cuanto imagen de Dios, el cual es un hombre sin preocupaciones y que no se afana.
Está atento a la voz de la experiencia:
El bien es la salud y su adorno el dinero; esos que llaman filósofos son enfermos y es la enfermedad la que crea los "así debía ser". En cuanto sano, el hombre no se da cuenta, vive como pez en el agua. Contempla esos jovencitos y muchachas: tejidos elásticos, felicidad y no piensas; apenas se arrugan, filosofan. ¡Cuándo dices tu que un objeto está mal colocado? Cuando te hiere, cuando te choca. Luego la moral es reacción, es obra de no aclimatados. Todos los filósofos han sido feos y viejos, locos. Sigue tú las huellas de la sabiduría y no filosofes; ama las cosas como son; no te resistan a la vida, que ella es río; vive aclimatado,; ama la salud, y al dinero como un adorno de ella. No digas "debía ser así", sino que observa cómo es y goza de ello. Acepta tu ser y al universo con orgullo y llévate a ti mismo desfachatadamente, asi como las muchachas llevan las tetas.
No te duelas de tus modos irremediables, que ellos no son defectos sino cuando aceptas la opinión de quienes así lo consideran; no te use la opinión ajena.
¡Qué bello serás cuando creas que eres bello! El sumum de la sabiduría es aceptarse a sí mismo, pues somos cagajón aguas abajo.
Vive tu vida, hijo mío, y tolera tu carácter, que a nadie han encomendado el vivir por ti, y tus modos son irremediables como arrugas y tú no los escogiste.
¿Y por qué temes? Considera que de la sustancia no puedes salir, pues ¿para donde te irías? Fuera de la sustancia no hay donde: por ende, no temas a esa apariencia que llaman muerte. Sobreponte, hijo mío.
No quieras ser de otro modo de como eres, pues tú no eres Dios.
Llévate a ti mismo, así como la muchacha sana, que no ha sido usada, lleva sus tetas.
Considera a los filósofos como enfermos que crean mundos imaginarios y aprecia únicamente la salud y el dinero como adorno de ella.
Deseo tratar una cosa contigo y es: ¿si porque implores, te apresures, ruegues y te impacientes, conseguirás éxitos? la experiencia dice que los sucesos nacen como los organismos, de un huevo. Por lo tanto donde no hay huevo no hay suceso. Dice la experiencia que nacemos con los huevos dentro. Por ende, nadie puede robarte tu destino y no puedes violentar la vida. El único esfuerzo que permite la sabiduría es el del parto, aquel esfuerzo que acompaña al mear con ganas, al de comer con gana, al viajar con gana, al laborar con gana. En resumen, no te enerves, que las cosas no se dejan coger sino cuando son irremediablemente cogibles.
Allí veo un comerciante que está demacrado, enervado. Ese no se compagina con la dignidad humana. ¡Conserva tu señorío!
(Editorial Universidad de Antioquia, 1997)
Ayer me dijo Pelón Palillo, escriba del Tribunal, refiriéndose a un señor que se volvió mantecoso, gacho, etc.: Hay que sobreponerse o nos joden. ¡Qué bella frase! Ponerse sobre sí mismo, sobre sus pasiones y debilidades, sobre pobreza y enfermedad, sobre sucesos, cosas y hombres. ¿Cual la esencia del heroísmo sino ese verbo reflejo: sobreponerse? ¿Qué constituye la parte activa de la belleza sino la sobreposición? A quién buscan las gentes y los éxitos sino al sobrepuesto?. El hombre sobrepuesto se llama Cristo o Sócrates, Napoleón o Bolívar. El sobrepuesto, en resumen, el exitoso.
¿Por qué estás así, triste? ¿Qué le hace que estés solo? ¿Naciste ajuntado? ¿Eres mellizo o quíntuple? ¡Que no sean pendejos, que tú no te dejarás aplastar, porque tan hijo eres de Dios como cualquier pechisacado!.
Puedes no tener cualidades aparentes, puedes ser nadie, pero puedes sobreponerte y, cuando lo hagas, lo tendrás todo, que también en ti sopló Jehová.
Todo lo que hicieres está bien si lo haces desfachatadamente; no dañes tus actos ni empeores tus faltas desacreditándolas con quejas de hembra de cañaveral.
Aquel Jacinto todo lo que hacía y tenía lo trataba de tal modo que nos convencía de que decía lo mejor y poseía lo mejor. Pues si su dueño está descontento ¿qué puede valer lo poseído?. ¿No es el valor una sugestión? Y si está dudoso de sus actos ¿quién va a creer en su mérito pues? Si el padre no cree en el hijo ¿quién, entonces?.
Vivir es un secreto artístico. Vivir solo o en sociedad es arte. ´Por qué corres, oh hijo del pánico a vender tus cosas? Pierde las cosas pero no pierdas tu dignidad; arroja la bolsa pero quédate con el señorío.
En la sugestión está el secreto. ¿No es relatividad todo lo humano? Por ende, es apariencia. ¡Serenidad! ¡Pero si creerse nada es tan falso como creerse mucho! ¡Pero si todo depende del ánimo!
En la conversación no digas nada que no sea a propósito. Un poco más y ya se acaba la vida organizada; has todo con gracia, que la gracia es untura de magos.
Sobreponerse es lo mismo que concretarse, y el que se concreta, construye; es el único que produce impresión, efectos.
Sea tu bello oficio el estudio y práctica de la lógica. Allí está el venero de la alegría. Y, sobre todo, piensa que un poco más y ya estaremos muertos; has pues todo con gracia, que esa es la untura infalible para coger los bienes celícolas. ¡Por qué corres a vender, como si tu alma fueran acciones de compañía de tabaco?
Hay que ser desfachatados, porque un poco más y muertos. Y eso de querer los bienes que son de otras edades, juventud, niñez, es falta de lógica; posee el bien esencial, sobreponerse.
Si “Calibán” se mueve y habla ¿por qué no tú? Si lo oyen ¿Por qué no a ti “Calibán” es Jorge S., el hijo de don Abundio. Abundio dice que debajo del atrio de la iglesia de Envigado hay una mina riquísima, que él descubre tesoros, que posee unas varillas mágicas, que en tal lugar etc. Es tostador de café. Jorge S. (Calibán) dice que no fuma, que tiene sex appeal, que triunfará, etc.
Hay, así por el estilo, mil estímulos para ser desfachatado. ¿No es presidente Alfonso López, y habla, y escribe y es admirado? Por ejemplo, un hijo del Manco ya se va a ordenar de sacerdote, y predicará y administrará a Cristo… ¿Y Marita, José Marita, no es Marita cura de Bello? Y el hijo de Ana María ¿no está escribiendo de finanzas? Hay muchas espuelas para vencer la timidez.
Un poco más y legañoso, otro poco y meado, y otro poco y muerto, y recordado y olvidado. No dudes, pues tú eres el núcleo de la verdad: todos los catadores de ella han dicho que por lo menos somos hijos ilegítimos de la esencia. No dudes, te repito, porque yo dudé y estoy prematuramente canoso y enervado. Oíd mis quejas enervantes.
Una de mis inferioridades es que nunca vivo en lo que conozco, o mejor, que parece que dudara de las evidencias que paro; soy esencialmente dudoso. Por ejemplo, que estoy viejo: lo sé, tengo ¡ay! que saberlo y, sin embargo, luego va y veo una muchacha y me tumba y obro como un calzonazos; espero en milagros, llamo para que me devuelvan mi juventud: soy un imbécil. A causa de estos, mi vida ha venido declinando desde los treintas; ya voy para anciano; he padecido negros tormentos interiores; el corazón me está fallando.
No seas tú así, pues un poco más y ya imbécil; otro poco, y muerto. ¿Qué importan pues los tejidos elásticos que aparecen y desaparecen eternamente y que hacen gestos al pasado canoso?
Bien que seas imbécil, pero sobreponte, que nadie de tan ancha presencia, como el dueño de si mismo. ¿No ve que Dios en quien hace una cosa tan maligna como esto que llaman hombre y que, sin embargo, quedó contento?
Y si eres vanidoso, piensa que un poco más y muerto. ¿Qué vale el que te digan inteligente? Por lo tanto, sobreponte, como hijo ilegítimo de la verdad.
Oye: ló-gi-ca es el arte de manifestarse y obras apropiadamente, pensar, negociar, investigar, amar, odiar, asesinar, acariciar, caminar, etc. Es la ciencia de los modos; la madre de las artes. Su fundamente es la ley de causalidad o paternidad : que cada apariencia se transforma determinadamente. Nos enseña que no hay sino la divina necesidad.
Por consiguiente, sé tolerante contigo y no corras, que lo tuyo nadie puede quitártelo: la ley vigila a la entrada del hueco en donde serás enterrado, y morirás solo, así como naciste, y todo minuto está lleno de tu obra: vive tranquilo, hermano, que nadie ha pasado de muerto y ninguno ha escapado tampoco.
¿Por qué maldices y protestas? Aclimátate; esa es la virtud de los organismos. Aclimátate y acepta la muerte.
Las cosas exteriores no te embellecen; tu única propiedad es tu energía y ella es la que abrillanta al mundo exterior, por consiguiente, que jamás te fatigues; no te dejes usar, que no eres cosa sino hijo ilegítimo de Jehová.
¿No has visto, ahora, en diciembre de 1937, cómo se apresuran y son usados por el pánico estos hombrecillos que pueblas las cañadas andinas? Su alma era café y acciones de compañía de tabaco. ¡Pobres ulcerados intestinales! He visto a todos los hombres de por aquí en carreras desenfrenadas, no medidas por el ritmo de la inteligencia, buscando modo de vender lo que creían que poseían y he pensado que Fausto no perdió el señoría cuando vendió su alma. Aquí habita el homínido.
He visto que discuten y se insultan averiguando quién tiene la culpa de la baja del precio del café. ¡Pobres infantes hidrocéfalos que creen aún en la culpa! A la causalidad la llaman culpa... y a ésta la llaman Alfonso López. Este es el hijo de Venus callejera y es el presidente digno de Colombia. Nada más. ¡Pobres hidrocéfalos que tienen la dignidad en las bolsas!.
Escucha mis consejos hermano y no tendrás cara de enervado; oye la voz de mi experiencia.
Estoy en El Manantial, la finquita raíz que compré engañado por mí ansia; óyeme:
En El Manantial, obsesionado:
Primero — Porque tengo que tratar y contratar con animalillos astutos, alias campesinos, que son mayordomos, colindantes, etc. Los de por aquí son mestizos malignos. Me engañan; me ganan.
Segundo — Porque toda esta gente me engaña, me gana para la brega del contratito, me domina.
Tercero — Porque se robaron anoche, al amanecer, sacada del hermoso gallinero que edifiqué, la mejor de mis gallinas.
Esta propiedad me friega, me restrega, me abusa; es ella la que me posee a mi; es como la cónyuge. Dos errores contra naturaleza, o dos ficciones ídem, ha creado el hombre a saber: el matrimonio y la propiedad raíz.
Los cierto del caso es que El Manantial me posee a mí, no me deja tranquilo, por celos, celos de que otras propiedades sean mejores, por temores de robos, usurpaciones, perturbaciones del goce, limitaciones del uso y del abuso, jus fruendi, jus utendi, jus abutendi... ¡Como pronunciaba el doctor Ossa estas palabras bárbaras, paladeadamente, como si estuviera masticando a lo hindú el mejor manjar para extraerle el prana, y el mejor manjar era el derecho civil!...
Por ejemplo, el Benedicto colindante afirmó hoy que la zanja del agua es suya, y ayer me pareció más bella la casita del Pedrito que la mía, y hasta me dolió físicamente el hurto de la gallina y me hizo pensar en homicidios, en escopeta regadora para matar a todos los rateros... ¡Pero si antes yo no había pensado en matar a nadie!... Y físicamente me dolió un ternero que se entró a mi fundo. ¡Pero si antes yo amaba todos los animales!.
Es indudable que no soy filósofo en cuando soy propietario. Yo era más hombre cuando habitaba la tierra ilímite y meaba en la tierra ilímite. ¿Por qué hice eso de comprar, si en Viaje a pie sentí y escribí que el cerco de púas y la partida de matrimonio eran ilusiones?
En cuando nos casamos y en cuanto compramos finca raíz dejamos de ser inteligentes, celícolas, para convertirnos en el animal malicioso que llaman hombre. Y entonces nos dejamos usar.
Que te sirva de lección, hermano que buscas las huellas de la sabiduría; sigue la voz de mi experiencia!.
¡Necios son los que se figuran que pueden ser señores de la hembra o de la tierra, cosas que, como la mar, el cielo y y el aire, son res communes omnium!
Si hay cosas lisas, resbaladizas y antojadizas, ellas son la tierra y la mujer: pertenecen a quien ellas quieran y por el tiempo que ellas quieran.
Lo que más me ha fregado el alma es un viejo bebeco, mocho de cuatro dedos de la mano derecha, indicio de ratería, delgaducho, ojiescaldado, que lleva arena y piedra en cuatro mulitas patiquebradas, andamiajes cubiertos de cueros rotos, que cobró seiscientas cargas... y eran un montoncito!. Viejo inicuo, capaz de enjalmar a su vieja madre, para llevar arena al Manantial.
Oye la voz de mi experiencia, hijo mío; sigue las huellas de la sabiduría; no corras, que lo tuyo está esperándote y lo ajeno espera a su dueño; no hay robo, es ilusión; nadie puede tobarte lo tuyo ni tú puedes violentar lo ajeno; tu hueco te espera y cada hombre tiene su tumba y para todos hay; por orden, que a todos nos despacharán, y un poco más y chocho, y otro poco y cadáver, y otra miaja y olvidado. No corras, hijo mío...
Sobre todo, conserva el ritmo del señorío; no te dejes afanar, pues la ley no te ha sido delegada; no eres sino hijo ilegítimo de la verdad, y si no te hiciste ni te consultaron ¿por qué te preocupas?.
Escucha el resumen de mi experiencia: que jamás fui tan señor y jamás meé tan desfachatadamente como cuando no era propietario ni cónyuge; entonces meé sobre la tierra ilímite y dormí sobre la hembrailímite. Oye bien: "Se tu sarai solo tu sarai tutto tuo".
Eres rey de la creación; fuiste hecho el último, asi como la cúpula, para que estuvieras sobrepuesto; por ende, usa y no seas usado; que todo gire alrededor de ti, hijo ilegítimo de Jehová.
Mira la obra del hombre dede que dejó de sobreponerse: propiedad, matrimonio, patrias, esclavitud y guerras.
¿Y qué importa que tú mueras? Al mundo, nada: a ti, todo; parécete que el mundo no puede continuar sin ti; sientes eso; eres, pues, una nada maravillosa.
¿No estás triste por irte de Medellín, paraíso? ¡Y hay 1999 millones de hombres que ignoran qué es Medellín!.
Un poco más y eres cero; otro poco y eres Dios. ¡Que fanciulo tan importante y tan miserable!.
Noche, insomnio... ¡Qué amargas son las horas, descontento de sí mismo, de su patria, de su gente, de los hombres!
El brujo: no odia. No padece sino hasta donde no alcanza su comprensión y euforia. Vive dentro de la Ley. No ansía. No corre. Ama la salud y el dominio.
Entrégate de lleno a la brujería. Que sea tu única preocupación.
El brujo jamás, jamás critica sino que observa y comprende, pues nada puede ser de otro modo de como sucede.
El brujo no ama sino en cuanto no lo es. Es brujo en cuanto imagen de Dios, el cual es un hombre sin preocupaciones y que no se afana.
Está atento a la voz de la experiencia:
El bien es la salud y su adorno el dinero; esos que llaman filósofos son enfermos y es la enfermedad la que crea los "así debía ser". En cuanto sano, el hombre no se da cuenta, vive como pez en el agua. Contempla esos jovencitos y muchachas: tejidos elásticos, felicidad y no piensas; apenas se arrugan, filosofan. ¡Cuándo dices tu que un objeto está mal colocado? Cuando te hiere, cuando te choca. Luego la moral es reacción, es obra de no aclimatados. Todos los filósofos han sido feos y viejos, locos. Sigue tú las huellas de la sabiduría y no filosofes; ama las cosas como son; no te resistan a la vida, que ella es río; vive aclimatado,; ama la salud, y al dinero como un adorno de ella. No digas "debía ser así", sino que observa cómo es y goza de ello. Acepta tu ser y al universo con orgullo y llévate a ti mismo desfachatadamente, asi como las muchachas llevan las tetas.
No te duelas de tus modos irremediables, que ellos no son defectos sino cuando aceptas la opinión de quienes así lo consideran; no te use la opinión ajena.
¡Qué bello serás cuando creas que eres bello! El sumum de la sabiduría es aceptarse a sí mismo, pues somos cagajón aguas abajo.
Vive tu vida, hijo mío, y tolera tu carácter, que a nadie han encomendado el vivir por ti, y tus modos son irremediables como arrugas y tú no los escogiste.
¿Y por qué temes? Considera que de la sustancia no puedes salir, pues ¿para donde te irías? Fuera de la sustancia no hay donde: por ende, no temas a esa apariencia que llaman muerte. Sobreponte, hijo mío.
No quieras ser de otro modo de como eres, pues tú no eres Dios.
Llévate a ti mismo, así como la muchacha sana, que no ha sido usada, lleva sus tetas.
Considera a los filósofos como enfermos que crean mundos imaginarios y aprecia únicamente la salud y el dinero como adorno de ella.
Deseo tratar una cosa contigo y es: ¿si porque implores, te apresures, ruegues y te impacientes, conseguirás éxitos? la experiencia dice que los sucesos nacen como los organismos, de un huevo. Por lo tanto donde no hay huevo no hay suceso. Dice la experiencia que nacemos con los huevos dentro. Por ende, nadie puede robarte tu destino y no puedes violentar la vida. El único esfuerzo que permite la sabiduría es el del parto, aquel esfuerzo que acompaña al mear con ganas, al de comer con gana, al viajar con gana, al laborar con gana. En resumen, no te enerves, que las cosas no se dejan coger sino cuando son irremediablemente cogibles.
Allí veo un comerciante que está demacrado, enervado. Ese no se compagina con la dignidad humana. ¡Conserva tu señorío!
(Editorial Universidad de Antioquia, 1997)
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