jueves, 14 de agosto de 2008

Fernando González



Esta gente es alharaquienta en odios y amores porque no tienen qué hacer; porque su aparecimiento tuvo lugar en época de grandes adelantos en comunicaciones terrestres y marítimas, que le hicieron imposibles los mercados de la vida.

La corriente nerviosa es continua; la mente no descansa, siempre está más o menos ocupado; y así, el colombiano, pobre, irritado meníngeo por la hibridez, uncinario y paludoso, se llena la mente de imágenes obsesivas y parece que odiara mucho, que amara mucho y, en verdad, lo que padece es... hambre de realidad.

Antioquia, 1939

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